La Cognacquina Piriápolis
Decía Francisco Piria :"Yo no pertenezco a la raza de los que aflojan, ni siquiera a los que se detienen, porque detenerse en el curso de una obra es quedarse atrás"
Hablar de Francisco Piria, no es fácil, menos hacerlo en unas pocas líneas, ya que cada aspecto de este personaje es sumamente importante y ha influido de forma rotunda en la historia de nuestro país, de hecho, sinceramente creo que merecería un lugar mucho más destacado en la historia de mi querido Uruguay…
Un hombre que nació el 21 de agosto de 1847 y que a su muy corta infancia pierde a su padre; su madre sumida en la pobreza se ve obligada a enviarlo a Italia donde crece junto a su tío, quien le transmite gran parte de las enseñanzas que forjarían su personalidad. Regresa con apenas 11 años, y muy pronto comienza a forjar la que mucho más tarde se transformaría en la fortuna más grande del país, y lo más asombroso, es que arranca literalmente de cero!.
Algunas de sus obras son conocidas por todos, como por ejemplo Piriápolis (el primer balneario creado por un particular en el mundo), la que inicialmente se llamara Heliópolis (ciudad del sol) y luego por la burla de personajes (periodistas entre otros) de su época, terminara transformando su nombre, fue tal el éxito, que la burla, se transformó en un reconocimiento de por vida. (Otra de los motivos que llevó a popularizar dicho nombre fue la venta de la Cognaquina Piriápolis, que nos ocuparemos más adelante).
Decir que fue lo único que hizo, es un absurdo, es larga la lista, voy a resumirla. Creó más del 50 % de los barrios en Montevideo, varios pueblos en el interior del país, como así también en Argentina. Dejó varios legados en materia de publicidad, sociología, economía, alquimia, etc.
Sin embargo y a pesar de la enorme riqueza de su basto personaje, lo que nos lleva a escribir estas líneas, es sobre un producto que lanzó a la venta hacia finales del siglo 19. de la mano de su director técnico de la Bodega, el frances Monsieur Renaux. la Cognacquina Piriapolis.
El 5 de julio de 1890 Francisco Piria, firma un compromiso de compra venta de los terrenos donde hoy yace Piriápolis. Mientras que se formaliza este acuerdo hace un viaje a Europa llevando muestras de granito y de tierras para analizar su calidad, y a su regreso trae entre otras cosas los primeros sarmientos que conformarían luego sus vides. Aunque estos no tuvieron mayor suerte al principio, ya que eran devorados por los insectos. Luego de mucho esfuerzo y teson, surge el denominado “pie de Piria” que es donde se logra injertar la nueva vid. Pero estas pruebas requirieron muchos viajes a Europa, mucha información, y el ensayo y prueba trajo enormes pérdidas, entre ellas 74 hectáreas de plantación. Pero para un hombre que pensaba : “El éxito, para los que sienten la necesidad de luchar, no lo constituye el dinero. El dinero no es más que un medio”. Seguido a esto, la construcción de una de las bodegas más grandes de américa. Y finalmente la venta del Vino Piriápolis.
Pero la inversión había sido muy grande, y la venta de vino no alcanzaba para recuperarla, así que surge la Cognacquina…
El vino Piriápolis
Gran parte de la descripción de sus bodegas nos llega de la mano de un periodista llamado : Héctor Vollo, que no era otro que un personaje creado por el mismo para describir sus proyectos sin caer en los “peligros del autobombo”. Este personaje no fue el único “ayudante” a lo largo de su vida, otro de los memorables fue Henry Patrick, quien escribiera el libro titulado “Impresiones de un viajero en el país de los llorones” (imaginen lo improductivo que sería para un negociante tan reputado, criticar de forma tan rotunda a los Uruguayos, así que nada mejor que dejar eso en “boca de otro” y más si era extranjero…)
El “Bombo” sobre la salud
Uno de los problemas que aquejaba a la sociedad del siglo 19, era el alto porcentaje de enfermedades que hacían a la población tan vulnerable, entre ellas las pestes que diezmaban a la misma. De ahí la enorme preocupación por la higiene y la salubridad de la época. Era tal la importancia del tema, que Francisco Piria supo aprovecharlo y lo integró a su publicidad, primero con la venta de terrenos “ este barrio inundado de vivificantes rayos solares que depuran la atmósfera con torrentes de oxigeno que lo embalsamen, no tienen entrada los médicos. ¡Allí se mueren de hambre!”. Mucho más adelante también hablaría sobre los beneficios de descansar en Piriápolis, sus baños, su agua, etc.
Esta sensación de temor popular era tal que gran parte de la publicidad de los diarios de la época (en el entorno del 70 %) estaban
dedicados a todo tipo de técnicas para prevenirlas, remedios milagrosos, terapias, etc. Sin duda uno de los hechos que marcó a la sociedad de aquellos tiempos, fue la segunda epidemia de fiebre amarilla la cual se transformó en la más terrible de la historia afectando a un enorme porcentaje de la población hacia los años 1872 y 1873. El reflejo de esa enfermedad quedo plasmada en uno de los cuadros más famosos de Manuel Blanes “Fiebre amarilla”. Y muchos salieron a proporcionar sus medicamentos milagrosos.
Entre ellos un licor que contenía quina, aviso que aparece en 1895 en el diario La Prensa de Montevideo.
Las Propiedades de la Quina (una especie de “ungüento de Merlin”)
Sabida era desde tiempos en que la esposa del virrey del Perú (mediados del siglo 17) se curó con la corteza de Quina que le proporcionó un cacique de Malacatos. Esto se transformó en una verdadera carrera por obtener los alcaloides derivados de ellas, y fue difundida a través de la corona española en Europa y los Jesuitas en América. Durante muchos años los jesuitas de América. El gremio de los Farmacéuticos en Uruguay no se quedó atrás y en su primer revista publicada en 1894 ya lo mencionaba. Y entre ellas se destacaba la Poción de Jaccons, a base de Quina y Cognac.
La quina tiene propiedades como tónico, astringente, antioxidante, digestivo, antibiótico, anestésico. Es efectiva para tratar diferentes afecciones como : Paludismo, malaria, diarrea, fiebre amarilla, etc. Fortalece el sistema inmunológico, la insuficiencia cardiáca, ayuda a abrir el apetito, previene la caída del pelo, y sirve para la caspa, la seborrea, y como si fuera poco, permite lavar las heridas y ulceras.
La Cognacquina Piriapolis
Perdida en los umbrales de la historia Piriapolense se encuentra la duda sobre si Renaux se basó en esta fórmula para realizar el nuevo producto, lo cierto es que para el año 1899 aparece a la venta la “Cognac-quina Pirápolis”, al precio de $ 1 la botella, unas 10 veces más caro que un vino, y el doble que la Grapa.
Folletos de la época la vendían de esta manera.
Nos es tan fácil imaginar la mezcla de la leche con un cognac, menos en ayunas, lo cierto que gran parte de las características de la quina seguramente fueran bien captadas por este elixir, aunque seguro tuviera más adeptos entre el público afín al alcohol, que el afín a la leche…
Dudoso afirmar si sirvió para compensar toda la inversión en la plantación de vid, lo mismo si se transformó en la fórmula perfecta contra todos los males, lo cierto es que fue uno de los tantos productos que llevó a cabo un gran Alquimista en búsqueda de transformar nuestra sociedad, legado que aún estamos intentando comprender…
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